Dylan Wolf (Licantropo)

Nació en una manada corriente y tranquila. Tenían comida y con el desarrollo de las ciudades no les costó en adaptarse al medio urbano, integrándose con los humanos con facilidad. Su familia era una de las más reconocidas en un pequeño pueblecito y sus alrededores por la extensión de bosque que tenía. Amasaron en su día una cantidad importante de dinero con la caza; osos, zorros, aves... Vendían las pieles e incluso disecaban los animales para venderlos a grandes coleccionistas.

Cuando él nació, junto con su gemelo, quien a diferencia de Dylan nació moreno,vivian en una casa de dos plantas de un siglo de antiguedad. Todo iba bien hasta que, a la edad de siete años, cuando su padre les dijo que serían quienes heredarían todo a partes iguales, su gemelo lo invitó a ir al bosque a dar una vuelta. Confiado, lo acompañó, siendo aquello una trampa. Ambos en su juvenil forma de lobo se enzarzaron en una pelea que a Dylan le pilló de sorpresa. Un rayo causó un gran incendio en el bosque, y su gemelo, tras herirlo gravemente, huyó de regreso a casa. Dylan pudo sobrevivir al incendio gracias a que se metió en una abandonada madriguera de algún oso o castor. Se enterró y allí estuvo dos días, débil y cerca de la muerte en su forma humana.

Un hombre que fue a ayudar a extinguir el fuego se encontró con el muchacho, a quien llevó a su casa ya que desconocía quien era. Se alejaron mucho de casa la noche que salieron su gemelo y él, así que estaban al borde del bosque que estaba bajo el dominio de su padre y, por ello, de su manda.

No despertó hasta pasada una semana, encontrándose en una casita pequeña y de montaña. A su lado, una jovencita de su edad.

Desde aquel momento se crió allí durante un año, hasta que se le curara la grave herida causada por su hermano. En ningun momento se paró a pensar si su familia lo buscaba o si lo había dado por muerto. Si su gemelo lo habia intentado una vez, en el futuro no sería distinto.

Pasado el año, sin que supieran padre e hija que era un licantropo, se marchó de la casa con la mentira de que volvia a casa. Se quedó por los alrededores de la cabaña, manteniendo a raya a otros depredadores, cuidando el pequeño rebaño en las sombras y creciendo como un lobo salvaje a pesar de que solia acercarse en su forma humana a saludar a esos humanos.

Así pasó un tiempo. La confianza que pudo a llegar a tener con la chica de dos años menos le llevó a demostrarle su secreto. No se asustó, cosa que agradeció, pudiendo así ser mas sinceros mutuamente y disfrutar del bosque juntos. Su padre no lo sabía, aunque confiaba en Dylan, viendo a un buen futuro hombre para su hija cuando el no estuviera. (....)

A la edad de 20 años, cuando fue a ver a la dieciochoañera Anna el día de su cumpleaños, a pesar de llamar a la puerta y estar la luz encendida, nadie abría, así que entró. Menuda sorpresa se llevó. El padre estaba en el suelo, muerto, y ni rastro de Anna. Siguió su rastro, pero al borde de un acantilado desaparecía, soliendo recuperarlo en ciertos puntos del bosque o incluso de la ciudad pasados unos días. Incluso encontró uno de sus lazos pasada la semana.

Desde entonces sigue buscando pistas para encontrar a la chica que se crió con él y a la que tiene por hermana. Para ello, durante su camino, ha ido pactando trabajos de robo e incluso de palizas, amenazas y trabajos mas sencillos como de mensajero y guardaespaldas para sus necesidades de comida en las ciudades. Sí, pactó con vampiros. A él no le asustaban, aunque si que le erizaban el cabello muchos de ellos.

En Asia encontró a uno un tanto especial y peculiar. Peculiar por estar enfermo para la eternidad, y especial porque pagaba bien.